La Verdad

jueves, 27 de noviembre de 2008

Pacientes Darío esperan meses por cirugías


Por Lisiania Batistia/Diario Libre

SANTO DOMINGO. Mucho dolor, incomodidad y una triste situación de penuria es lo que pasan decenas de personas de bajos recursos económicos cuando sufren algún tipo de accidente y terminan en el hospital Darío Contreras.

Si no tienen cómo comprar los materiales y medicamentos que requieren para su curación, y que por lo general escasean en el hospital, deben permanecer hasta tres meses acostados en una cama, esperando que su familia reúna el dinero para comprar los materiales que requieren para su recuperación.

De lo contrario, se retiran a sus casas para dar oportunidad a otros que demandan servicios y la facilidad de una cama.

Éste es el caso de William Brito, nativo de Peralta, de Azua, quien tras sufrir un accidente de motocicleta hace casi dos meses, por falta de dinero, ha tenido que esperar todo ese tiempo para poder ser operado.

"Estuve aquí durante 53 días, y después me mandaron a mi casa porque no tenía dinero con que comprar los hierros que llevo ahí (en una de sus piernas)", expresó.

Así fue como Brito, quien se dedica a la agricultura, regresó a su casa, donde permaneció varios días, mientras su familia buscaba la manera de reunir el dinero que necesitaba para comprar el aparato que requiere para recobrar la total movilidad de su pierna.

Brito requiere un Clavo Autobloqueador de Fémur, que cuesta entre RD$25,000 y RD$ 27,000 en los proveedores privados, y que el centro público de salud no tenía ni podía costear.

Los familiares de Brito lograron reunir los recursos, y el pasado martes retornó junto a su esposa Teresa al hospital para que le puedan realizar la operación.

A su regreso al centro asistencial, y por recomendación de una amiga, la pareja se puso en contacto con un señor, a quien no quiso identificar, por temor a alargar el proceso, que le ofertó el aparato en RD$23,000.

"Han venido otras personas a decirnos que venden el hierro más barato", dijo la señora quien esperaba otras ofertas de rebaja.

Lo que ignoraba la pareja es que hace una semana el hospital cuenta con el aparato, el cual lo vende a RD$10,000, "para ayudar a los pacientes".

Al enterarse de que allí lo podía conseguir más barato, la mujer siguió dudando de la efectividad, y no se contuvo y expresó su temor a durar otros 53 días más a la encargada del Departamento de Trabajo Social, Mayra Sánchez, si se decidía por el clavo que vende el establecimiento.

Éste es sólo un ejemplo de los casos que ocurren en el centro asistencial de traumatología, donde muchas personas se aprovechan de la ignorancia y el desconocimiento de los pacientes, así como de la falta de vigilancia de las autoridades.

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