La Verdad

jueves, 17 de junio de 2010

Argentina vuela y pone un pie en octavos

Johannesburgo.- Argentina dio un paso de gigante hacia los octavos de final del Mundial de Sudáfrica gracias a una espectacular goleada ante Corea del Sur (4-1) labrada por la fenomenal potencia ofensiva albiceleste y rematada por un Gonzalo Higuaín que se marchó del Soccer City con un triplete. Los hombres de Diego Maradona pidieron cita en este estadio que acogerá la final del Mundial y lo hicieron a lo grande, con un partido pleno de dominio y de eficacia goleadora. El triplete de Higuaín, el tercero de un albiceleste en un Mundial, hizo olvidar su falta de acierto en su debut ante Nigeria y le situó como máximo anotador provisional de la competición por delante del uruguayo Diego Forlán.

Argentina se emborrachó de los goles que se le atragantaron contra Nigeria y con ese argumento acabó con los debates tácticos que tan poco interesan a su seleccionador.

El equipo tapó con tantos los errores que pueda tener en su planteamiento y el resultado es una imagen seductora que, sin duda, dará que hablar en los próximos días.

Maradona tiene a la Argentina que quiere, un equipo ambicioso y ofensivo, un torrente de goles que diseñó desde que llenó su lista de convocados de delanteros.

Con la de hoy suma seis victorias en lo que va de 2010 y su defensa, muy criticada, sólo ha recibido un gol en cinco partidos, el que hoy marcó Corea del Sur.

Argentina tuvo el balón y el juego en un partido unilateral, un monólogo de los albicelestes.

Los "guerreros Taeguk", impotentes ante el aluvión argentino, recurrieron a las faltas para detener el partido, lo que provocó la notable cólera de Diego Maradona, que con ostensibles gestos hizo saber su cabreo a su colega rival Huh Jung Moo. Quizá le recordó el partido del Mundial de 1986 en el que se midieron y en el que el surcoreano sólo pudo recurrir a las faltas para tratar de frenar el torbellino de juego que era en aquellos años el "pelusa".

Algo similar se repitió 24 años más tarde, con Messi en el lugar del "10" en racha, del líder indiscutible del equipo. Y un Higuaín que se metió en la piel de Valdano.

El de Rosario estuvo menos presente que en el debut ante Nigeria, pero cada una de sus apariciones fue un resplandor en el Soccer City.

Argentina dependió menos de él, pero también quiso poner su firma en el encuentro, aunque se marchó sin marcar. Aunque lo mereció, sobre todo cuando en el minuto 44 embrujó a seis defensores surcoreanos para hacerse un hueco y colocar un balón con suavidad que se escapó por centímetros a la derecha de la meta rival.

El menor peso del rosarino fue compensado con una mayor presencia de sus compañeros. Higuaín se dio un atracón de goles. Di María, transparente en el primer partido, dejó notas de su calidad.

El combativo Tévez, luchador en cada balón, peleón hasta la extenuación, trajo a maltraer a la defensa asiática.

Argentina jugó cómodo el primer tiempo, a favor de corriente desde que Park Chu Young se metió el gol en propia puerta a los 17 minutos, tras una falta sacada al área por Messi y que rebotó en el centrocampista asiático.

El tanto, justo premio al dominio argentino, fue demasiado castigo para unos surcoreanos que, hasta ese momento, no habían concedido ninguna ocasión.

Y tuvo la virtud de serenar a Argentina, que dejó los mejores minutos de su fútbol en lo que va de Mundial, con un Maxi Rodríguez incisivo, un Tévez ambicioso y un Higuaín oportunista. Además, claro, de un Messi brillante.

Tanto llevaron el cántaro a la fuente los argentinos que el segundo gol llegó, como el primero, en un balón colgado en el área en el minuto 33. Lo envió Maxi, lo peinó Burdisso -que salió a sustituir a un lesionado Samuel- y lo marcó Higuaín de un buen cabezazo al borde del fuera de juego.

El sosiego argentino se rompió en el descuento del primer tiempo, cuando un error de Demichelis acercó a los surcoreanos en el marcador. Un balón largo del portero fue peinado por Park Chu-Young y mal controlado por el central argentino acabó en los pies de Park Chu-Young que batió a Romero.

El gol ponía el empate al alcance de Corea del Sur y eso alentó a los asiáticos a buscarlo.

Park Ji-Sung lo intentó en una internada por la derecha, bien servido por Ki-Hun, pero su disparo, solo ante Romero, se marchó fuera por centímetros.

El avance coreano dejó espacios en la defensa. Maradona lo vio y dio entrada al veloz Agüero en sustitución de Tévez. De la aceleración argentina se aprovechó Higuaín para lograr otros dos goles.

El primero a los 76 minutos tras una buena internada de Messi en el área. El rosarino trató de superar al meta coreano en dos ocasiones. En la primera el balón lo detuvo el portero, el rechace llegó a Messi que encontró un hueco en el palo corto. Pero el cuero se estrelló contra el poste y llegó manso a Higuaín que sólo tuvo que empujarlo.

Cuatro minutos después, otro contragolpe argentino llevado por Messi, seguido por Agüero permitió a Higuaín redondear su marca.

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