La Verdad

miércoles, 29 de abril de 2009

Galván está de luto por los 12 muertos en un accidente


Galván. Bahoruco.- “¡Míralo aquí. Es mi hermano. Sí es él¡”. Gritó desesperado y con los brazos abiertos el joven Winston Santana al encontrar justo bajo sus pies cubierto con una manta azul teñida de sangre, el cuerpo sin vida de su hermano Andrés Santana que yacía en la morgue del hospital Nuestra Señora de Regla de Baní.

Las escenas de dolor colmaron las emergencias y morgue de este centro de salud y del hospital Juan Pablo Pina de San Cristóbal, donde fueron llevados los cadáveres de 11 de las víctimas de un accidente que se produjo la mañana de ayer en la llamada “curva de la muerte” de la comunidad Santana, en Baní, ocurrido entre un trailer cargado de cacao y una guagua repleta de pasajeros, en el cual también resultaron heridas otras 13 personas.

La última víctima, la número 12, Mercedes Santana, murió pasado el mediodía de ayer en el hospital Darío Contreras de Santo Domingo, donde los médicos hicieron lo posible para salvarle la vida.

Si las escenas eran dolorosas entre familiares que llegaban desesperados a los centros de salud en busca de información sobre sus deudos, en Galván el panorama era desgarrador desde que llegó la noticia.

Niños, jóvenes y adultos se confundieron ayer en un llanto que se extendió de una casa a otra, llorando a sus padres, madres, hermanos, tíos, primos y amigos, mientras en las diferentes calles se veían una especie de procesión de personas vestidas de negro y blanco que caminaban de un lado a otro para dar el pésame a sus amigos.

En este municipio confor mado por unas 15,000 personas, el luto cubrió todos los rincones. Los radios fueron silenciados, los colmadones no abrieron sus puertas y la gente sentada frente a sus casas contaba las ambulancias que iban pasando a lo largo del día con los cadáveres de las víctimas.

El mayor número de víctimas habitaba en el casco urbano de aquí, y ahí los gritos desesperados de familiares y amigos parecían salir de las calles polvorientas.

Y es que Andrés Santana, de 48 años, quien conducía la guagua accidentada, dejó en la orfandad 17 hijos y 22 hermanos que no paran de lamentar su fatal despedida.

Mientras que la señora Andrea Castillo Santana dejó seis hijos huérfanos y un esposo que no cree que tres horas después de haberse levantado de su cama, ya esta muerta. Empero la desgracia fue aún más cruel con el señor Manuel Jiménez, habitante en Santo Domingo, quien el pasado lunes llamó a su hermano Luis para que trajera a su padre Teófilo, de 65 años, a hacerse un chequeo rutinario con su médico de la Capital, y en “la curva de la muerte” ambos perdieron la vida.

El señor José Roa, quien también perdió la vida en la tragedia, tomó el minibús placa I-044358 en compañía de cinco de sus hijos, de los cuales dos sufrieron heridas graves que ameritaron intervención quirúrgica.

Los muertos
Entre los muertos se encuentran Andrés Santana, de 48 años, chofer del minibús; Robinson Peña Sánchez, de 32, cobrador del minibús; así como Candita Cuevas y Santo Batista Arias.

También Luis Jiménez Herasme, de 45 años, y su padre Teodoro, de 65 años; Tabares Roa “José”; Carmen Nelia Díaz; Andrea Castillo Santana; Arturo Pina y Mercedes Santana.

Los heridos son Elpidio Feliz González que se encuentra en la Plaza de la Salud, Hortensia Batista, Rojelin Luciano Cuevas, Esmerlin Roa, Ronaini Roa, Kaily Roa, Leo Roa Reyes, José Luis Roa Cuevas, Domingo Cueva, Víctor Vargas, Ángel Méndez Peña, 43 años, Eduvige Peña que se encuentra en estado delicado en el Darío Contreras y el sargento de la Policía, Nery González Nova.

De acuerdo a testigos presenciales del accidente, la tragedia se produjo cuando el cabezote Max L-248500 con el furgón I-161879 cargado de cacao se viró al momento de subir la llamada “curva de la muerte”, una pendiente ubicada a pocos metros del puente Lucas Díaz.

El hecho se produjo a eso de las 5:30 de la mañana cuando el minibús se desplazaba en dirección hacia Santo Domingo y encontró a su paso el trailer virado con el cual hizo impacto.

El cabezote se viró cuando tomó la curva y rodó varios metros colocándose justo en el carril por el cual se desplazaba la guagua con los pasajeros.

(+) ACCIDENTES FRECUENTES EN CRUCES PELIGROSOS

Seis de las víctimas murieron al instantes y el resto en los hospitales donde fueron conducidos.

El síndico de Yaguate, José Oviedo, pidió a las autoridades de Obras Públicas que mientras terminan la obra construyan reductores de velocidad para evitar los accidentes que ocurren dos y tres veces cada semana.

Entre esos tramos peligrosos citó los cruces de Doña Ana, Yaguate, en la “curva de la muerte”, La Jagua, el ingenio Caei y Lechería.

“Desde el kilómetro Cinco de la carretera San Cristóbal- Baní hasta este punto que se conoce como ‘curva de la muerte’, nosotros tenemos muchas muertes. Estamos perdiendo dos y tres vidas por semana”, informó.

Las víctimas fueron trasladadas en las ambulancias de los diputados y otras autoridades de San Cristóbal que asumieron los ataúdes.

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