La Verdad

martes, 8 de junio de 2010

Presunto terrorista dominicano enfrenta cadena perpetua o ejecución


NUEVA YORK.- El confeso terrorista dominicano Carlos Eduardo Almonte, de 24 años de edad y quien fue arrestado el sábado en la noche en el aeropuerto John F. Kennedy de esta ciudad junto a su cómplice Mohamed Mahmud Alessa, se enfrenta a una condena de cadena perpetua en la cárcel o a la ejecución por inyección letal o la silla eléctrica, de acuerdo a lo que decidan los jurados a petición de los fiscales del caso.

Almonte, cuya ciudadanía estadounidense se le concedió a petición de sus padres tras llegar en calidad de residente permanente a Norteamérica, será despojado de ese estatus.

Si el Departamento de Justicia lo requiere y acorde con una ley vigente aprobada por la Suprema Corte de Justicia después de los ataques del 11 de septiembre del 2001, podría también ser considerado como "enemigo combatiente", una condición aplicada a los terroristas aunque estos no sean apresados en un campo de batalla o una guerra contra Estados Unidos.

No se especificó si a los acusados, se les leyeron los "Derechos Miranda" que recuerdan a los arrestados que "pueden permanecer callados, porque cualquier cosa que digan puede ser usada en su contra y derecho a llamar a un abogado". Cuando se leen esos derechos, el o los sospechosos entran en la categoría de criminales y no de terroristas.

Pero habrá que esperar si en el transcurso de los próximos meses se declara culpable de los cargos de terrorismo, alta traición a la patria, conspiración para atentar contra instalaciones militares de Estados Unidos y conspirar para asesinar soldados del ejército americano, entre otras acusaciones.

Carlos Eduardo Almonte es oriundo de Santiago de los Caballeros, llegó a los Estados Unidos a la edad de cinco años y se graduó como un estudiante sobresaliente en las escuelas primaria y secundaria de Elmwood en New Jersey.

Después de su presentación ayer lunes en la Corte Federal de Newark, donde los fiscales revelaron parte de los planes que habían diseñado el criollo y el musulmán árabe, el vecindario quedó boquiabierto y su padre, Pedro Almonte, visiblemente conmocionado dijo a medios locales que la familia está devastada y fue la primera en asombrarse por la información.

De igual modo se expresaron ex compañeros de clases y residentes del exclusivo vecindario, quienes dijeron que el joven terrorista era una persona silenciosa que se notaba muy inteligente y que prácticamente pasaba desapercibido en el área, porque no hacía muchas amistades.

La comunidad dominicana de Nueva York también ha reaccionado asombrada ante la noticia sobre el apresamiento del primer dominicano involucrado oficialmente en un caso de terrorismo contra los Estados Unidos, país al que desde pequeño acogió como suyo jurando por la bandera, defender la soberanía y lealtad a su gobierno y pueblo.

Almonte y Alessa hablaron sólo para responderle a la magistrada Madeline Cox Arleo que entendían el nivel de las acusaciones. El dominicano y el árabe, custodiados por alguaciles federales (US Marshalls), fueron llevados a la corte encadenados por las manos, cintura y los pies, por lo que caminaban con pasos muy lerdos en el salón de justicia.

Vestían túnicas negras y estaban espesamente barbudos y los cabellos largos. Alessa, presentaba varios golpes y contusiones en la frente, pero no se explicó la causa de los hematomas. Abogados de oficio contratados por el gobierno los representaron y fueron reenviados a la cárcel sin derecho a fianza.

Se les acusó además de querer viajar a Egipto y Somalia para unirse al grupo terrorista al Shabab, incluido desde el 2008 en la lista negra de Estados Unidos. Para el jueves de esta semana se espera otra vista de detención.

Los fiscales dijeron así mismo que las autoridades, como parte de la investigación, sacaron a Almonte y Alessa de la lista de "viajeros prohibidos" para facilitar la captura en la terminal neoyorquina.

Una oficial encubierta de Nueva York que se infiltró en el dúo, grabó videos y conversaciones y depositó $8,000 dólares que el dominicano había donado a un grupo somalí. El musulmán es de origen palestino y nació en los Estados Unidos.

Reacciones

Horas después del anuncio sobre el apresamiento de los terroristas, las reacciones no se hicieron esperar y su padre, el primero en hablar sobre el caso, dijo que ha dormido muy poco desde el sábado en la noche y confirmó que algunos familiares de los implicados testificaron ante un Gran Jurado sobre las actividades sospechosas de Almonte y Alessa.

"El es mi hijo, todos estamos muy confundidos por todo esto. Simplemente, no lo entendemos", dijo el señor Almonte.

David Castro, de 56 años de edad, quien vive frente a la casa del dominicano, expresó que jamás se imaginó que el joven criollo se pudiera involucrar en terrorismo.

"Conozco muy bien a su padre y a su familia que es una de trabajo y gran honradez. Parece que las técnicas usadas por los terroristas para reclutar son mejores que las de nuestro ejército", añadió Castro. Expuso que eso no sólo está ocurriendo en los barrios malos, sino también en los vecindarios buenos como donde se crió Almonte.

El dominicano se crió en un vecindario mayoritariamente poblado por árabes musulmanes, pero Mohamed El Filali, director de divulgación del Centro Islámico de Passaic (New Jersey) dijo que ambos sólo fueron vistos una vez en la mezquita, durante la celebración de una "luna azul" y que nunca más regresaron al templo.

Younus Mohammad de 31 años y quien dijo conocer a Almonte y Alessa dentro de la comunidad árabe, relató que ambos "sólo son jóvenes entusiastas, niños que sentían celos porque percibían a su religión atacada en Estados Unidos, no eran más que los ojos desorbitados, con objetivos que no eran posible llevar a cabo", dijo.

Describió a los acusados como "muy fervientes, pero inofensivos". Erika Méndez, quien asistió a la escuela secundaria a 10 milla de la casa de Almonte, lo describió como silencioso y buena persona.

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