La Verdad

martes, 28 de julio de 2009

Creen familia seguirá unida pese a la tragedia

Moca.- En la familia Jiménez Solorín los corazones están rotos, la tragedia que manchó de sangre la residencia de doña Julia Solorín, de casi 70 años, madre de los hermanos Olegario y Leonardo Jiménez Solorín, mantiene en vilo los lazos familiares al involucrar a un prestigioso médico naturalista, cuñado de las víctimas, catalogado como muy humanitario y quien presuntamente disparó el arma que terminó con la vida de los hermanos.

El domingo todo era juego y corrida de niños y niñas en la modesta residencia, ubicada en la urbanización Calac, impecablemente decorada por las manos de Albania Jiménez, hermana de las víctimas que se dedica el negocio de la decoración de interiores. Los ocho hermanos se habían reunido para conversar como acostumbraban en ocasiones especiales, donde compartían la comida, las experiencias y se prestaban apoyo en todas las necesidades, fueran económicas o de tipo emocional.

La armonía familiar caracterizada por una fuerte fe en el cristianismo, uno de los pilares que sustentaba la formación de la familia Jiménez, formada por profesionales exitosos, respetada y admirada en la comunidad mocana, fue interrumpida por los disparos que terminaron con la vida de Olegario y Leonardo, quienes trabajaron y se esforzaron para cambiar las condiciones de vida humilde en la que doña Julia logró levantar la familia.

Los nietos aun permanecían en los alrededores, cuando se iniciaron los disparos y a Anatalia Jiménez, esposa del victimario, solo se le ocurrió correr despavorida y gritar por la seguridad de sus dos retoños, a quienes montó en la yipeta y se alejó turbulenta con destino desconocido.

La confusión reinó, los niños lloraban y a la mayoría de estos menores se le dará atención psicológica, según confirmó un pariente muy cercana que no quiso revelar su nombre.

Manuel B. Toribio, padre del esposo de una de las hermanas de las víctimas, aseguró que los lazos familiares no se romperán a pesar de la tragedia, pues, es una familia muy unida y con mucha fe, apuntó. Recordó que Núñez era tratado como parte de la familia hasta que vinieron los problemas que no especificó. “A pesar del dolor que hoy nos embarga no queremos hablar mucho del asunto, y no entiendo cómo pudo suceder”, dijo. Olegario había levantado una familia con tres hijos junto a Carmen de Jiménez, quienes se habían mudado a la capital en busca de un mejor futuro para sus hijos. Allí establecieron negocios, que, según versiones, fueron apoyados por Olegario.

Leonardo permanecía en esta ciudad junto a sus dos niños que había procreado con Aracelis. Su negocio, la financiera LJS, estaba ubicado en la calle Rosario de aquí. Olegario Núñez, oriundo de Cotuí, residía en Santo Domingo con su esposa Anatalia Jiménez, tienen dos varones menores de edad.

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