ADOCCO acusa a Rodríguez Pimentel de malversación

La Alianza Dominicana contra la Corrupción acusó a Héctor Rodríguez Pimentel, director del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (INDRHI), de malversación de fondos públicos, prevaricación y violación de la ley de compras y contrataciones de bienes y servicios.

La ADOCCO presentó este viernes la querella ante la Dirección de Persecución de la Corrupción Administrativa, un organismo ante el cual ha depositado cinco recursos de este tipo, este incluido, contra funcionarios sospechosos de cometer actos ilícitos prevalecidos en sus funciones.

De acuerdo con ADOCCO, Rodríguez Pimentel es pasible de ser enjuiciado en los tribunales por el otorgamiento de obras grado a grado y por añadir adendas a los contratos que elevan injustificadamente el costo de las obras.

Entre las presuntas irregularidades incluidas en la querella está la construcción de un muro de contención de gaviones en el río Solier, en Jimaní, presupuestado inicialmente por 23.6 millones de pesos, de los cuales 9.4 millones fueron entregados a la empresa VHB, contratista de la obra, que sin embargo no ha presentado hasta ahora una sola cubicación.

Asimismo, la construcción del sinfín del canal de Nizao, afectado por las tormentas Noel y Olga en el 2007, que en apenas seis meses pasó de costar 23.6 millones a 144 millones. El contrato entregado a la compañía VHB Constructora, representada por Víctor Hugo Batista Linares.

Firmado en diciembre de 2007, establecía en seis meses el plazo para la entrega de la obra por el contratista, lo que no se ha producido un año y siete meses después.

En el caso del canal de desfogue hidráulico de la presa Los Toros, otorgado a la Constructora Roca y cuyo costo inicial era de 30.7 millones de pesos, la magia hizo aparecer dos anexos por 17.1 millones y 18 millones que duplicaron el costo provisto. De este monto, la empresa beneficiada a recibido 43.9 millones, pero la obra está inconclusa y paralizadas desde hace ocho meses.

Rodríguez Pimentel fue seriamente cuestionado por la opinión pública y especialistas en cuestiones hidráulicas, cuando en noviembre de 2007, y tras el paso de la tormenta Olga, desfogó la presa de Taveras de manera precipitada y sin advertir a la población, provocando que las aguas arrasaran con varios barrios de Santiago y muriera alrededor de una decena de personas.