Ike ruge devastador en Galveston, Texas
GALVESTON, Texas. - Un poderoso huracán Ike arrasó el sureste de Texas en la madrugada del sábado golpeando la costa con lluvia y furiosas ráfagas de viento mientras los residentes que decidieron demasiado tarde obedecer las órdenes de evacuación realizaban inútiles llamadas de ayuda.
Aunque habrá que esperar al amanecer para que resulten claros los estragos de la tormenta, el daño era extenso. Miles de casas estaban inundadas, los caminos fueron arrastrados y varios incendios ardían sin que los bomberos pudieran acercarse a ellos.
Pero el mayor temor es que miles de personas que desafiaron la orden de desalojo necesiten ser rescatadas de casas y barrios inundados.
"La desafortunada verdad es que vamos a tener que entrar ... y poner a nuestra gente en la agobiante situación de salvar a la gente que no tomó una decisión sabia. Probablemente realizaremos la operación de búsqueda y rescate más grande que se haya realizado en el estado de Texas", dijo Andrew Barlow, vocero del gobernador Rick Perry.
"No sabemos qué vamos a encontrar. Esperamos encontrar con vida y bien a la gente que decidió quedarse", dijo la alcaldesa de Galveston Lyda Ann Thomas. "Mantenemos los dedos cruzados para que toda la gente que se quedó en la Isla de Galveston haya lograd sobrevivir a esto", agregó.
El ojo de la tormenta tocó tierra en Galveston a las 3:10 de la madrugada _hora de la costa este de Estados Unidos_ con vientos de 177 kph (110 mph), como huracán de categoría dos.
Más de 1,3 millones de clientes _o 2,9 millones de personas_ se quedaron sin electricidad, y los suministradores advirtieron que podría tomar semanas restablecer el servicio.
Además había temor de que los vientos huracanados pudieran hacer pedazos las ventanas de los rascacielos de la cuarta ciudad más grande del país.
Cerca de un millón de personas en la costa fueron instruidas para dejar la zona antes de la tormenta. Pero las autoridades en tres condados dijeron que alrededor de 90.000 de ellas se negaron a salir, a pesar de las advertencias de los meteorólogos en el sentido de que quienes se quedaran en Galveston enfrentarían una "muerte segura".
"Creo en el hombre que está allá arriba, Dios", dijo William Steally, jubilado de 75 años, quien planeaba enfrentar la tormenta en Galveston, sin su esposa o cuñada. "Creo que él me va a cuidar".
Pero cuando el viento y las inundaciones comenzaron a afectar varias viviendas costeras, muchos cambiaron de opinión. Los bomberos de Galveston rescataron a más de 300 personas que caminaban por las calles inundadas, llevando consigo algunas pertenencias.
"Vamos por cada calle y vemos a la gente que trata de escapar de las inundaciones", dijo el jefe de los bomberos Michael Varela. "Supongo que estas personas cometieron el error de quedarse".
Un almacén donde se reparaban yates y lanchas fue consumido por el fuego en la Isla de Galveston, porque las calles aledañas estaban inundadas y los bomberos no pudieron llegar al inmueble, informó Varela. Al parecer, nadie resultó herido.
Muchas comunidades en la zona impusieron el toque de queda, para prevenir los saqueos.
Se cortó el suministro eléctrico a cientos de miles de viviendas en Luisiana y en la costa de Texas. Ese número aumentaría durante la noche, de acuerdo con Centerpoint Energy, la principal compañía eléctrica de la región.
La Agencia Federal de Manejo de Emergencias (FEMA en inglés) informó que más de 5,5 millones de paquetes con comida fueron enviados a la región, junto con más de 230 generadores de electricidad y 5,6 millones de litros de agua. Al menos 3.500 funcionarios de la FEMA estaban emplazados en Texas y Luisiana.
El gobernador de Texas, Rick Perry, pidió al presidente George W. Bush "una declaración amplia de emergencia" en los 88 condados que serían afectados.
De alrededor de 965 kilómetros de ancho (600 millas), el huracán es uno de los más grandes en tiempos recientes, cubriendo casi toda la parte norte del Golfo de México.
Los meteorólogos advirtieron que debido al tamaño de Ike y la escasa profundidad de las aguas costeras de Texas, podría ocasionar una mareas de 6 metros (20 pies) de altura y olas de 15 metros (50 pies). Además, podría ocasionar 25 centímetros (10 pulgadas) de lluvias o más.
La industria petrolera y del gas también estaba muy atenta a Ike porque avanza directamente hacia el principal complejo de refinerías del país. Los precios de la gasolina subieron a 4,85 dólares por galón ante el temor de que haya desabasto.
La tormenta también podría desbordar siete pantanos en el área de Houston, anegando barrios que suelen inundarse durante lluvias normales.
Ike sería el huracán más potente en golpear un área metropolitana estadounidense desde que Katrina devastó Nueva Orleáns hace tres años. En el caso de Houston, sería el primer huracán de importancia en caer sobre la zona desde que lo hiciera Alicia en 1983, concretamente sobre la isla de Galveston, donde dejó 21 muertos y daños por unos 2.000 millones de dólares.
En Cuba las autoridades informaron que siete personas habían muerto al paso del ciclón, que azotó a la isla de oriente a occidente durante dos días con daños estimados extraoficialmente en unos 3.000 millones de dólares.
"En rigor la pérdida de las siete vidas...no fueron sólo consecuencia directa de los efectos de Ike, sino de la falta de observancia estricta de las medidas orientadas por el sistema de la Defensa Civil", expresó una nota oficial sobre los decesos.
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