La Verdad

miércoles, 6 de mayo de 2009

Barbarie frente a diplomacia

Nadie en su sano juicio puede apoyar el linchamiento de una persona, sin importar su nacionalidad.

La barbarie del fin de semana, en la que un haitiano decapitó a un dominicana y una turba al haitiano son cosas de hace siglos. Y cuando esto ocurre en República Dominicana, suena la campana para el enfrentamiento entre prohaitianos y antihaitianos, tanto a nivel local como internacional.

Surgen acusaciones de racismo, maltratos y violencias contra los nacionales de la vecina isla. Es decir, se comienza a pescar en río revuelto.

La tragedia quizás pudo ser evitada si las autoridades (Ministerio Público y Policía) hubiesen intervenido a tiempo.

Ahora, la lucha es el frente diplomático. Aunque no ayudan las declaraciones del Canciller Dominicano de que este asunto hay que resolverlo más o menos por las buenas o por las malas.

El canciller Morales Troncoso ha sido muy ecuánime en otras ocasiones que han surgido conflicto de esta naturaleza con haitianos. En esta oportunidad debe seguir siéndolo y resolver el tema por los canales diplomáticos.

Haití tiene razón en exigir que se aclare el crimen de su nacional. Pero en el país tiene que aclararle a Haití que aquí no hay xenofobia, que fue un hecho aislado y que todo comenzó cuando el haitiano agredió a un dominicano.

Ya se ha condenado el acto odioso. No hay que propiciar un clima de tensión que afecte las relaciones entre ambos países.

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