Duelo en la casa de dos sobrevivientes, por el hermano desaparecido

SAN FRANCISCO, República Dominicana.- En Los Cerros de Güisa, un paraje de San Francisco de Macorís rodeado de lodo y matorrales, Gertrudis Patricia Marisantz parece sentir, a la vez, una gran tristeza y un poco de alivio.
Aunque uno de sus hijos se encuentra desaparecido, dos lograron sobrevivir al naufragio de una embarcación que partió el 19 de octubre desde Samaná con destino a Puerto Rico y zozobró en alta mar.
Frente a un altar que ocupa el centro de la sala de la casa de madera, Gertrudis llora por su hijo Emmanuel María Marisantz, de 27 años, y entre el dolor le quedan fuerzas para hablar de los sobrevivientes: Gregorio María Marisantz y Saulo María Marisantz, quienes están ingresados en un hospital de Turcas y Caicos.
La mujer encabeza, sin cadáver, las ceremonias fúnebres del desaparecido y se prepara para cuidar a los sobrevivientes cuando regresen. Sólo quiere que las autoridades los devuelvan sanos y salvos, como partieron el 19 de octubre en la madrugada.
"Vino un camión a buscarlos y ellos se fueron; yo me quedé preocupada, orando para que llegaran bien. Yo no quería que se marcharan, pero ellos me decían, como quiera uno se va a morir, si nos pasa algo, no sufra", comenta la mujer.
Ella como otros parientes de las víctimas del naufragio en el que desaparecieron al menos 22 personas se queja de la apatía de la Marina de Guerra y narra que 10 días después de la partida de sus hijos, la familia se comunicó tanto con la Defensa Civil como con el departamento de Inteligencia de la Marina de Guerra en Santo Domingo.
A dos kilómetros de este paraje donde sólo residen cuatro familias, en el barrio San Martín de San Francisco, también se celebran tímidamente otros duelos, sin los gritos y las muestras de dolor que caracterizan las ceremonias de los nueve días de rezos y luto.
En el sector de Los Rieles, Martina Castillo, madre de Natividad Nolasco Castillo, quien falleció luego de sobrevivir al naufragio, mientras era trasladada a un hospital de Turcas y Caicos, vende en su colmado y se mantiene atenta a las noticias sobre el cadáver de su hija. Comenta que mientras no vea el cadáver no hará ninguna ceremonia fúnebre.
Está preocupada porque ha recibido informaciones de que se necesitan 10 mil dólares para traer el cadáver al país, sin embargo, la Cancillería ha informado de que se hará cargo de los trámites y también del traslado de los cuatro sobrevivientes.
Martina, como Gertrudis, no quería que su hija viajara de forma ilegal a Puerto Rico, pero nada pudo contra su obstinación.
Tantas ganas de irse tenían, que muchos de los viajeros cooperaron para construir la yola que los llevaría a Puerto Rico, comentan algunos vecinos en Los Rieles, donde muchos afirman que los buscones los contactaron para convencerlos de que se sumaran al viaje , aunque nadie se atreve a identificarlos. "Mire, todo el que se fue, fue por su gusto", dice Martina, la mamá de Natividad. Sus vecinos comparten esta opinión y no culpan a nadie de la tragedia, en una zona donde las noticias de viajes ilegales son comunes.
Francisca Acosta, una de las vecinas que acompaña en su dolor a Martina tiene un hijo que reside en Puerto Rico desde hace cuatro años. También se fue en yola, de forma ilegal. "A veces me manda mi dinerito, pero no es que está tan bien allá", dice.
Etiquetas: Viajes ilegales

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