La Verdad

jueves, 22 de octubre de 2009

Hieren a dos agentes de la DNCD durante operativos


Miembros de la Dirección Nacional de Control de Drogas (DNCD) fueron atacados a balazos ayer mientras iniciaban operativos antinarcóticos en San Francisco de Macorís y el Distrito Nacional, en dos acciones en las que salieron heridos el jefe de operaciones de la DNCD José Altagracia Bautista Rosario y el agente Rady Martínez Lebrón.

Martínez Lebrón recibió impactos de bala en el brazo derecho con entrada y salida, al caer herido en el barrio Capotillo de la capital, luego de que la unidad de la DNCD fuera recibida a tiros por supuestos operadores del microtráfico de estupefacientes del sector.

El agente antidrogas fue llevado al hospital Francisco Moscoso Puello, donde recibió las primeras atenciones y luego fue trasladado al Hospital Central de las Fuerzas Armadas.

La balacera ocurrió en horas de la tarde en las proximidades de la calle respaldo Doctor Betances, donde los moradores tuvieron que cerrar las puertas y persianas de sus hogares y guarecerse para evitar ser alcanzados por los disparos. No se pudo establecer si Martínez Lebrón era oficial, pero sí se informó anoche que es un agente que sirve a la DNCD desde su rama militar. La balacerea sembró el temor en el barrio.

En San Francisco
El jefe de operaciones de la DNCD de San Francisco de Macorís, José Altagracia Bautista Rosario, fue herido de bala por varios desconocidos que lo atacaron en el barrio San Martín de Porres, mientras realizaba un patrullaje de rutina junto a otros agentes.

El organismo antinarcótico informó que los agresores estaban encapuchados y que robaron del vehículo que conducían los agentes seis bombas lacrimógenas y dos chalecos antibalas.

El portavoz de la DNCD, Roberto Lebrón, dijo que el vehículo fue impactado varias veces por proyectiles disparados con armas largas y cortas, y que el oficial herido se halla recluido en un centro médico privado de la ciudad.

La agresión ocurrió en la avenida Bienvenido Fuerte esquina 27 de Febrero, en el sector San Martín de Porres, hacia donde se dirigía el oficial junto a otros miembros para realizar una labor de rutina. Recibió un balazo en la mano izquierda que le produjo una fractura, según el diagnóstico médico.

El oficial y los otros miembros, los cuales resultaron ilesos, viajaban en la jeepeta Mitsubishi modelo 2000, color negro, placa G029393, cuando los desconocidos la interceptaron a tiros, causando las heridas a Bautista Rosario. El vehículo recibió impactos en el bonete, un espejo retrovisor y el bumper derecho.

Lebrón reportó que uno de los disparos hizo diana en el neumático delantero derecho, lo que estuvo a punto de provocar un accidente fatal. La DNCD inició de inmediato una tenaz persecución, auxiliada por la Policía y otros organismos de seguridad, a los fines de apresar a los implicados en el atentado.

Un personal especializado fue encargado de dar seguimiento a los desconocidos, de quienes Lebrón dijo que “no hay dudas de que se trata de individuos ligados al narcotráfico, tomando en cuenta que el ataque se produjo en una zona en la que frecuentemente la DNCD incursiona”.

“Esa es una provocación inaceptable, de modo que no tengan la menor duda de que van a recibir la misma respuesta. Se les exhorta a entregarse a las autoridades para que eviten consecuencias lamentables, porque son buscados para ser apresados y sometidos a la Justicia.

LAS PIEDRAS Y BALAS LLEGARON AL HOSPITAL
Ayer los reporteros de este diario hicieron un recorrido por el populoso sector de Capotillo, uno de los barrios intervenidos por el programa Barrio Seguro y aunque la mayoría de la gente se mostró temerosa de hablar sobre los hechos que se desataron en la batida contra los agentes de la DNCD, por temor a represalias, ocurrió una situación particular.

Por primera vez en mucho tiempo los disparos y las piedras fueron llevados hasta la entrada del hospital Francisco Moscoso Puello, y según la narración de muchos de los testigos y de varios de los médicos de la emergencia hospitalaria, las autoridades fueron perseguidas y obligadas a abandonar la zona.

Sin embargo, algunos argumentaron que más que el temor que pudo haberse cobijado en los agentes antinarcóticos, éstos impidieron que la lucha fuera mayor y por ende las consencuencias, al evitar que los agentes de la Policía Nacional, destinados al programa de Seguridad Democrática Barrio Seguro, se adhirieran a los enfrentamientos, con lo que también se evitó un baño de sangre. La gente en las esquinas y en las calles se quejaron de que no ha habido una satisfacción completa del referido esfuerzo dirigido por la Secretaría de Interior y Policía y, los medios también llevaron lo suyo.

Algunos de los entrevistados coincidieron al apreciar que los medios de comunicación deben ir más a menudo a ese y a otros barrios pobres de la capital para hablar de la integración de la juventud al deporte, a la cultura y no de manera exclusiva en situaciones de conflicto.

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