La Verdad

viernes, 16 de enero de 2009

El Cibao es una de las regiones con más feminicidios

SANTIAGO.- Diez años antes de que el término feminicidio nombrara las muertes violentas de mujeres por hombres que son, aspiran o fueron su pareja, el Cibao era, lastimosamente, una región puntera en casos de asesinatos de mujeres.

Por ser lejana, la herida de Denia Sosa no ha dejado de ser honda. Los 38 años a cuestas no han sepultado su rabia y la impotencia que refleja viviendo a la defensiva y a veces maltratando a quienes ama. Hace dieciocho años su padre cercenó de una puñalada la generosidad de su madre, Rafaela Sosa. El hecho le robó no sólo a su progenitora sino los planes de su vida pues tuvo que asumir las riendas de una familia de ocho huérfanos y huérfanas.

Siete años después de enterrarla, Denia sumó otra cruz a la tragedia. Su hermana Clara Rodríguez Sosa fue asesinada por su pareja en la misma casa donde cayó Rafaela. El culpable, un policía apodado “José” que “no se sabe si cogió cárcel porque aquí no hay justicia para eso”, dijo Denia en su vivienda de Cienfuegos.

Trauma y decepción
Decepcionada, con la amargura vivísima a pesar del trauma que sufre desde hace casi dos décadas, se despierta con el reto de echar adelante a sus dos hijos y apoyar a los seis hermanos que también viven bajo el cobijo de ambas desgracias. “Si lo veo, me lo como” y “yo lo mato a pellizcos” son frases que le asaltan cuando suele pensar en su papá.

La madre y hermana de Denia Sosa encarnan dos expedientes en Santiago, pendientes de la balanza teóricamente equitativa de la justicia. Pero estos no son los únicos. De acuerdo con la abogada y activista de los derechos humanos Susi Pola, en esta ciudad ocurren el 17.3% de los feminicidios del país, dato del primer estudio sobre el tema titulado “El feminicidio en República Dominicana, casos ocurridos en distritos judiciales de Santo Domingo y Santiago” con análisis de enero a diciembre de 2001, publicado por Profamilia. En el segundo análisis del 2002, la cifra bajó a 12.12%, según informes de la Policía Nacional de entonces. Claro, si se abarca la región completa, la suma, según la experta, sobrepasa el 50% pues los resultados de sus investigaciones indican que la provincia de Santo Domingo, el Distrito y San Cristóbal, tienen la delantera.

En Moca
Once años antes de que en Moca, municipio cabecera de la provincia Espaillat, se avistaran maridos golpeando esposas frente a la Unidad de Atención a Víctimas de Violencia de Género (confirmado por la fiscal Deyanira Cruceta), la estilista Maritza Hiciano, de 27 años, fue “llamada” al patio por el marido que la mató de cuatro disparos. El agresor, Lucas López (cumple condena de 20 años), confesó que compró el arma con su salario para asesinarla porque supuestamente le era infiel.

De los casos tratados por la psicóloga clínica Julissa Rosario Muñoz en la investigación “Efectos psicológicos en adolescentes de mujeres víctimas de feminicidios registrados en el Departamento de Homicidios de Santiago y Moca (1990 a 2008), para optar por el título de la maestría en el área, éste era el único carente de rastro de violencia verbal y física. El hombre, aparentemente tranquilo, ocasionó la desdicha que dejó desamparados a tres descendientes del matrimonio. En terapias psicológicas, una de las hijas de Maritza confesó que no visita a su padre por temor a que también la mate.

¿Y los huérfanos?
Los feminicidios no sólo han aumentado sino que los escenarios son cada vez más aterradores y violentos. La saña y el rencor en los agresores se evidencia en cuerpos mutilados y quemados, incluso después de abusar de las víctimas sexualmente. Además, dejan a cientos de niños y niñas en la orfandad.

A juicio de Julissa Rosario Muñoz, psicóloga del Núcleo de Apoyo a la Mujer, rara vez la niñez y adolescencia huérfana por consecuencia de feminicidios recibe atención especializada para tratar frustraciones y padecimientos.

“Casi siempre al morir la madre, hijos e hijas pasan al cuidado de la abuela materna quien también empieza a tener afecciones de salud luego del asesinato de su hija. Así niños, niñas y adolescentes viven una red familiar materna y confrontan la paterna”, expresó la especialista en psicología clínica. En el caso de Denia Sosa, residente en Cienfuegos, sector con cerca de 100,000 habitantes, al Norte de Santiago, como era mayor quedó a cargo de seis de sus hermanos.

Rosario informó que de los dieciocho casos examinados en su tesis de maestría, todos los feminicidios cometidos por la pareja de la mujer, fueron justificados por “celos” y siempre hubo en el hogar violencia previa y amenazas de muerte para la mujer y sus hijos e hijas, exceptuando el caso de Maritza Hiciano. Otro detalle es que la acción se limita a castigar al feminicida si no ha cometido suicidio.

“Para la descendencia -expuso Rosario- no hay políticas establecidas para atenderlas. En los escasos casos que se trataron los acogieron en Profamilia y el Núcleo de Apoyo a la Mujer”.

¿QUÉ CASOS SON FEMINICIDIOS?
Las especialistas y tesis consultadas definen los feminicidios como las muertes violentas de mujeres por hombres en el contexto de relaciones de pareja, actuales o previas, aun cuando éstas fuesen ocasionales o esporádicas.

Además, muertes por hombres que no son sus parejas, pero con relaciones familiares y asesinatos “en la línea de fuego” de un hombre que agrede, mata o intenta matar a una mujer. También, muertes resultado de acoso sexual de hombres conocidos y resultado del ataque sexual de hombres aunque sean desconocidos.

También caídas por parte de clientes sexuales, asesinadas por explotadores sexuales y redes de trata para explotación, ataques de miembros de pandillas y muertes de mujeres en venganza contra otras personas.

Y, cuando dejan en sus cuerpos y o en el entorno del crimen mensajes o evidencian ensañamiento, tortura, mutilación, descuartizamiento, utilización de múltiples métodos, aunque no se establezca el móvil.

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