Niño que perdió padres y hermanas lucha por la vida en NY

NUEVA YORK.- La madre dominicana, las niñas y los niños que se asfixiaron en un apartamento del Bajo Manhattan el pasado sábadoNUEVA YORK.- Un niño dominicano cuyos padres y hermanas perecieron asfixiados en la humareda de su apartamento en el Bajo Manhattan el pasado sábado y al que se declaró con muerte cerebral en el hospital Jacobi de El Bronx, continuaba ayer luchando por su vida en una máquina de respiración artificial.

Jonzan Valdez de 10 años de edad y único sobreviviente de la trampa de muerte en la que se convirtió la vivienda de su familia en la calle 18 y la Novena Avenida, fue ingresado en estado crítico en el referido centro asistencial y sigue en estado comatoso, mientras la ciudad y sus abuelos y un tío, esperan que pueda sobreponerse y ganar la batalla por su incipiente vida.

La familia Valdez-Balbuena integrada por los padres Maschay y Delkys de 40 y 34 años, tres hijas hembras - Nanny, Bet-El y Ruth de 8 y 3 años y 15 meses de edad y el ahora agonizante menor, fueron víctimas de un juego con fósforos de parte de uno de ellos, según le dijo una fuente del Departamento de Bomberos al tabloide local New York Post, aunque las autoridades no han podido especificar más detalles sobre el caso.

La fuente explicó que aunque no se produjo un fuego intenso en el apartamento 6A situado en el sexto piso del proyecto público de viviendas Fulton Houses, las investigaciones encontraron que alguien había tratado de prender la estufa.

En una entrevista con este reportero ayer un vecino de la familia muerta que se identificó como Radhamés Guzmán, responsabilizó a los administradores del inmueble por la tragedia, diciendo que lo más probable es que la familia trató de calentarse por la baja temperatura de ese día, porque desde hacía unos días, la calefacción no estaba funcionando en el edificio.

Los padres dominicanos emigraron hace 12 años a los Estados Unidos y el caso ha conmovido a toda la ciudad. Sin embargo, los familiares de las víctimas no creen que ninguno de los niños pudo haber jugado con fósforos provocando el incendio debido a la estricta disciplina y la educación con que estaban siendo criados.