La Verdad

viernes, 13 de marzo de 2009

Heridos en accidente donde ayer murieron siete personas narran la tragedia

PUERTO PLATA.- Se recuperan en el hospital Ricardo Limardo y en la clínica doctor Francisco Brugal Mateo (Panchito) dos de los tres hombres heridos en el accidente ocurrido la mañana del jueves en la ciudad de Puerto Plata, en el que murieron siete personas que fueron arrolladas por un autobús del transporte turístico.

Modesto Santana y Melquíades Dotel rodeados de familiares, agradecieron a Dios por preservar sus vidas y haber evitado que corrieran la misma suerte que las tres mujeres y los cuatro hombres que murieron impactados por el autobús marca Hyundai, placa I022216, que conducía Julio Cesar Ávila Villegas quien se entregó anoche a las autoridades.

Santana, quien vende guandules en el Mercado Público de Puerto Plata, relató a
que lo ocurrido el jueves fue algo espantoso, ya que la mayoría de las víctimas se les desprendieron piernas y otras partes de sus cuerpos, quedando irreconocibles.

“Lo que vi fue algo espantoso, muchos cuerpos mutilados. El autobús mató siete y quedamos tres heridos. A mi todavía me duele todo el cuerpo y el espinazo no lo puede mover”, relató.

Reveló que “como cada día me encontraba en el Mercado Municipal vendiendo guandules, cuando de repente apareció el autobús por la avenida Antonio Imbert Barreras y al ver que venía hacia mi, eché a correr para ponerme a salvo, pero chocó a una de las camionetas y quedé atrapado sufriendo fuertes golpes en el pecho y la espalda”.

Santana, reside en Río Grande, Altamira, donde vive con Brígida Peralta, con quien procreó a Brenda, Atilda y Raulito Santana Peralta.

De su lado, el vendedor de cerezas, Melquíades Dotel, quien se encuentra recluido en la unidad de cuidados intensivos de la Clínica doctor Francisco Brugal Mateo (Panchito) declaró que cuando vio como a cien metros el autobús, le dijo a Ino, un compañero con el que conversaba: “defiéndete, que ahí viene una guagua loca”.

“Entonces Ino saltó del lado derecho de la guagua y yo volé del lado izquierdo por donde está la cisterna, danto un salto como de 50 metros. Yo y mi compañeros fuimos dichosos, porque lo que no fuimos tocado y lo que nos empujó fue la brisa del autobús, que iba corriendo a 200 y pico, pero aún así recibí fuertes golpes por la caída y perdí el conocimiento”, expresó.


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