Estar verde de envidia no es ecológico
SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Tu vecino se ha comprado un coche último modelo y cada verano se va a Marbella a disfrutar en el chalet. O tal vez tu mejor amiga vuelve locos a los hombres. De sólo pensarlo sientes una opresión en el pecho y tu tripa se contrae. Probablemente no estás canalizando la envidia de manera positiva.
La envidia es uno de los sentimientos más controvertidos y negados por quien la padece; miente aquel que diga que no la ha experimentado, y a veces con un deje de cinismo la disfrazamos con el sobrenombre de “envidia sana”. Por supuesto que no es buena e igual que la venganza “mata el alma y la envenena” y por cierto, también al hígado.
Al sentir envidia sólo nos volvemos conscientes de lo que aún no hemos alcanzado, vemos en el otro lo que anhelamos y nos duele. Es universal y está ligada a los impulsos agresivos en el área del cerebro encargada de la supervivencia, donde no hay cabida para la empatía o la compasión. Simplemente son ganas de “aplastar al otro”. Sin embargo, la capacidad de destrucción que genera la envidia es mayormente interna.
Causará más daño a quien la experimenta, ya que el hígado es el órgano que debe metabolizar las sustancias generadas por ese tipo de emociones y al tener una sobrecarga de trabajo no podrá digerir los alimentos de manera adecuada. Incluso puede estar relacionada con viejas heridas de la infancia que se reabren al tener consciencia de esos deseos insatisfechos.
No podemos evitar sentirla pero sí aprender a canalizarla de manera positiva, lo primero es reconocerla y aceptarla. Después hemos de valorar objetivamente nuestras capacidades, no debemos infra o sobrevalorarnos. Hay que alimentar la confianza en nosotros mismos al centrar de manera equilibrada nuestra atención en los aspectos positivos y negativos de la realidad.
Debemos comparar nuestro progreso personal con las habilidades y cualidades que nos distinguen, no con las de otros. Entender que el universo y lo que hay en él es infinito, que no significa que si alguien ha alcanzado algo no haya más para nosotros.
Habrá que trazar un plan cuando anhelemos algo, reconocer nuestras posibilidades pero también el índice de probabilidades de alcanzarlo. Identificar los recursos, el camino a recorrer y fundamentalmente el esfuerzo que estamos dispuestos a realizar.
Con una actitud positiva podremos alcanzar muchas más cosas, sin perder de vista que la vida también está hecha de situaciones fortuitas y tal vez no logremos todo lo que soñamos. De todas maneras nuestra vida y este planeta siguen siendo algo que vale la pena experimentar.
Etiquetas: Salud
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